Entrenar con Integridad

Tomado del libro “Entrenamiento optimo en natación” Dick Hannula y Nort Thornton   Editorial Hispano Europea

Una de las diversas definiciones de integridad en el diccionario de Webster (Merríam-Webster’s Collegiate Dictionary, 10a edición) es “firme adhesión a un código de valores morales». En este capítulo utilizo esta definición, ya que se adapta bien al rol del entrenador de natación.
Vivimos en un mundo de valores morales en declive. Actualmente muchas personas ya no profesan los elevados niveles de comportamiento personal y de grupo que guiaron a las generaciones anteriores. Esto parece ser especialmente cierto en los Estados Unidos. Aunque puede observarse en la mayoría de los aspectos de la vida, en ninguna parte es más evidente este declive que en el mundo del deporte, incluso en la natación. Sin embargo, los entrenadores en nuestro deporte pueden contrarrestar este declive mostrando integridad en todo lo que digan y hagan.
Desde la guerra del Vietnam y los desórdenes estudiantiles de la década de 1960, ha habido cambios importantes en el comportamiento popular y en los estilos de vida, en Estados Unidos y en otros países occidentales, que han afectado a la disciplina personal y colectiva. Esto ha hecho más difíciles las relaciones entre individuos y entre equipos de deporte. En una actividad como la natación competitiva, que requiere entrenamiento duro, compromiso y una ética de trabajo fuerte, los intentos de los jóvenes por desafiar a la autoridad adulta o hacer caso omiso de ella originan tensiones y conflictos. Ésta podría ser una de las varias razones del descenso en las dos últimas décadas tanto del número como de la calidad de los nadadores que siguen comprometidos con el deporte.

Facilitar las relaciones en el entrenamiento
El entrenamiento es una profesión de fomento de relaciones. Las relaciones con éxito dependen básicamente de la integridad de partes implicadas: los entrenadores, los deportistas, los padres de estos, los jueces y a veces los entrenadores de los otros equipos.
La integridad de cada una de las partes forma la base de su capacidad para trabajar juntos. Si las conexiones entre cualquiera de ellos falla, puede desmoronarse toda la estructura. La labor de un entrenador está llena de fallos de relaciones que deben evitarse si se quiere que el equipo tenga éxito.
Es absolutamente esencial que el entrenador tenga altos niveles morales personales, para estructurar un equipo que puede alcanzar el éxito a largo plazo. Sin una integridad firme, el entrenador no puede ganarse el respeto de los nadadores y el apoyo colectivo necesario para las fuertes relaciones que conducen al equipo al éxito.
La piedra angular de un programa de natación solido, es un entrenador con integridad. El entrenador a su vez debe designar colaboradores y seleccionar nadadores que posean la misma cualidad. Si este proceso se desarrolla correctamente, se llegara a tener un equipo excelente. Es probable que la fibra moral y una ética de trabajo tengan mas que ver con el éxito en natación que el mero talento.

Entrenamiento total, SHANE GOULD
Los entrenadores que tuve cuando fui campeona adolescente de natación, hace casi 30 años, apenas se sorprenden cuando les digo la gran influencia que tuvieron en mi vida. El tiempo que pasaron conmigo en la piscina, durante los entrenamientos y las reuniones de natación, las horas que dedicaron a pulir mi técnica, mi motivación para nadar y las estrategias de fijación de mis objetivos, así como las enseñanzas vitales que me ofrecieron, influyeron casi tanto como mis padres. Los entrenadores que me guiaron cuando era una nadadora muy joven me enseñaron que mi implicación en la natación era un activo que me beneficiaria toda la vida.
El legendario Forbes Carlile fue mi principal entrenador cuando yo era una nadadora adolecente. Era un modelo magnifico. Verdadero experto con capacidad para entrenar fisiológicamente a que los nadadores nadaran mas rápido, era además un comunicador excelente, un consejero y profesor con sus nadadores. Su manera de entrenar no solo preparaba a nadadores fuertes, sino que los formaba como seres humanos completos.
Si tuviera la oportunidad de escoger ahora un entrenador de natación, sabiendo lo que se como nadadora olímpica, como madre de cuatro hijos y como entrenadora de natación, buscaría un entrenador con muchas de las mismas que tenían mis entrenadores.
Mi entrenador ideal sabría cómo entrenar a los nadadores para que nadasen más rápido.
1. Debería ser capaz de hacer una evaluación realista del potencial de sus nadadores.
2. Ayudaría a sus nadadores a ser responsables de su entrenamiento, esperando que estuvieran listos puntualmente para las prácticas y las competiciones y que fueran bastante independientes para entrenar sin él durante un periodo de tiempo.
3. Llevaría registros de las prácticas de los nadadores, incluyendo frecuencia cardiaca, niveles de ácido láctico e intervalos realizados, y diseñaría un programa adecuado para cada nadador. Haría que los nadadores se responsabilizaran de anotar algunos de sus propios récords.
4. Dedicaría tiempo para que sus nadadores hicieran entrenamientos alternativos y otras actividades para desarrollar aún más su fuerza básica fuera de la piscina y para mantener la variedad en sus ejercicios.

Mi entrenadora ideal actuaría como conejera de sus nadadoras.
• Debería ser un modelo a seguir para estar en forma y gozar de buena salud constantemente, y nadaría por el placer de hacerlo.
• Se interesaría por la vida de sus nadadoras fuera de la piscina. Les preguntaría cómo les iba en sus estudios y les estimularía para que se esforzasen y progresa-sen culturalmente.
• Apoyaría los intereses y la implicación de sus nadadoras en otras actividades, en especial las que ayudan a una nadadora a desarrollar las habilidades y la confianza para emprender iniciativas, ser creativas y descubrir cosas nuevas que las deportistas de élite se pierden cuando su vida está marcada exclusivamente por el entrenamiento y la competición.
Mi entrenador ideal haría de profesor con sus nadadores.
• Proporcionaría el «feedback» apropiado a la edad y capacidad de cada nadador. No diría a una muchacha de 10 años, después de que ella ganase en un encuentro local, que podría ganar un día una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, haría que ella se interesara por los Juegos Olímpicos estimulándola a seguir los resultados de los olímpicos, y destacaría su alto grado de compromiso como base para alcanzar el máximo nivel de competición.
• Elogiaría a sus nadadores cuando batieran su anterior marca personal y analizaría con ellos lo que hicieron bien para conseguirla.
• También dedicaría tiempo a analizar con sus nadadores una carrera en la que no hubieran nadado bien, para poder aprender así de los errores y seguir mejorando. Pero nunca despreciaría la medalla de plata ganada por un nadador de 12 años porque él desease el oro.
• Haría que sus nadadores practicasen el hecho de pronunciar unas palabras de agradecimiento al recibir una medalla. También tendría una colección de cintas de vídeo sobre motivación y relajación.
• Iniciaría una comunicación abierta con los nadadores y sus padres.
• Facilitaría que sus nadadoras aceptasen las críticas haciendo referencia siempre a la natación más que a la nadadora. («Tus patadas necesitan algún trabajo extra, Shane», en vez de «Shane, sigues siendo una pateadora incompleta»).
• Establecería unas buenas relaciones con los padres de las nadadoras y nunca tomaría una decisión sobre el futuro de ellas sin conversar antes con ellos.
• Cuando una nadadora tuviera edad suficiente y compitiera a nivel nacional o internacional, ella le recomendaría un buen asesor que la instruyera sobre asuntos financieros del dinero de los premios y las ganancias por patrocinio. También le ayudaría en lo referente a oportunidades escolares en la universidad.
Mi entrenador ideal haría énfasis en la labor de equipo y buscaría sistemas para fomentar la unidad del mismo.
• Estimularía a sus nadadores a disfrutar de los diversos aspectos de la natación. Preguntaría a cada uno cómo se sentía en el agua recordando su objetivo. Dejaría que hicieran bromas, se rieran y disfrutaran de la camaradería de los otros nadadores, pero esperaría que escuchasen cuando él diese las instrucciones. Fomentaría la diversión y tendría buen sentido del humor.
• Desarrollaría una buena ética de equipo con el afán de competir por el bien del mismo más que por el bien individual.
• Haría que los nadadores colaborasen en los encuentros de club trasladando el equipamiento o cronometrando, y también que los nadadores más veteranos ayudasen a los más jóvenes a coordinarse. Debido a que el deporte de élite exige cierto grado de egoísmo para hacer frente al entrenamiento individual y alcanzar los objetivos en la competición, hacer cosas para los demás ayuda a los nadadores a mantener un mejor equilibrio entre dar y recibir.
Los mejores entrenadores aspiran a cumplir todos estos roles y deberes. Aunque quizá no alcancen nunca completamente este objetivo la perfección suele ser tan esquiva con los entrenadores como con los nadadores nunca cesan de esforzarse por conseguirlo. Ésta es la clase de entrenador que prefiero, la clase de entrenadora que he querido ser, y la clase de entrenador que le aliento a ser por el bien de sus nadadores y de usted mismo.
La apariencia contribuye a transmitir esta integridad. Por consiguiente, el entrenador debe vestirse según la situación y la circunstancia. Un atuendo desaliñado o inapropiado puede perjudicar la imagen de un entrenador ante sus alumnos, así como ante los demás. Por ejemplo, una conferencia sobre entrenamiento profesional no es el lugar para llevar un atuendo deportivo de piscina. Eso proba¬blemente dañaría su imagen como profesional y menoscabaría el respeto.

La relación entrenadornadador
Para lograr que los entrenadores conduzcan a los nadadores a niveles más altos de rendimiento, el equipo debe llegar a ser una unidad sólida bajo la dirección y la guía del personal de entrenamiento. Tanto los nadadores como el entrenador deben tener una ética firme en sus actividades. El entrenador debe convertirse en un modelo admirado y respetado por los nadadores. Él o ella deben estar siempre bien preparados para las reuniones y los entrenamientos de equipo. Aun cuando los mejores entrenadores están cerca de sus nadadores, se sitúan un paso por delante de ellos. Allí donde haya una dirección responsable y cuidadosa, habrá probablemente un equipo feliz y con éxito.
Hay algunos obstáculos difíciles a lo largo del camino hacia un rendimiento superior. Sin embargo, si el entrenador respira integridad, inteligencia y paciencia, pueden encontrarse soluciones adecuadas. Es misión del entrenador conducir a sus nadadores o nadadoras a lo largo de un camino de moral elevada, y ayudarles a superar los muchos elementos conflictivos en sus vidas. El entrenador debe enseñar que el deporte debe ser parte de la vida, pero no debe ser toda la vida. Los estudios, la familia, los deportes y cierta vida social deben tener su lugar adecuado y prioridad en la vida del nadador. Durante los años estudiantiles, los estudios deben ser lo primero. El entrenador también debe hacer énfasis en el valor de la experiencia del equipo, y animar a transmitirla para fomentar una unidad firme de equipo.
La falta de autoconfianza es un problema común en los nadadores jóvenes. Con la cooperación de los padres y alguna atención individual por parte del entrenador, este inconveniente puede corregirse frecuentemente. Una de las mejores maneras en que puede ayudar un entrenador es mantener ocupados a los nadadores afectados con otras actividades en los encuentros, tales como seguir los resultados divididos, o dirigir a los animadores, de modo que no se queden solos para pensar demasiado sobre la competición. Un entrenador también puede considerar acortar la preparación de estos nadadores para que sean más optimistas sobre sus probabilidades de éxito. Los que carecen de autoconfianza creen algunas veces que están bajos de forma si se alarga su periodo de puesta a punto.
Algunos entrenadores consideran un desafío tratar por un igual a todos los nadadores de un equipo -los nadadores más rápidos y los más lentos-, pero un entrenador con integridad debe conceder a los más lentos el mismo status que a los más rápidos, y debe prestar a todos la misma cantidad de atención. Esto es necesario para que cada uno se sienta parte integrante de un equipo. De lo contrario, el equipo se reduce a ser un club para algunos nadadores excepcionales, y los que son más lentos se sienten excluidos de la experiencia del equipo. La mayoría de las veces, los que tienen menos talento sacarán más partido de pertenecer al equipo que los otros.
El consumo de alcohol y otras drogas es un problema que afecta algunas veces a los nadadores de más edad. Estas sustancias plantean un desafío al cual deben hacer frente todas las personas implicadas en el entrenamiento. En esta área, como en otras, los entrenadores han de dar ejemplo y ser líderes para sus nadadores. Los entrenadores íntegros no pueden ignorar los hábitos de autodestrucción en sus deportistas. Deben establecer unas normas estrictas sobre el consumo de drogas; de lo contrario se perdería cualquier grado de integridad que pudiera tener el equipo.

La relación entrenador-padres
En toda actividad satisfactoria de un club, debe haber una conexión fuerte y positiva entre el entrenador y los padres de los componentes del equipo. Para obtener la cooperación y el apoyo de los padres, el entrenador o entrenadora deben dejar claro que será una influencia moral positiva para los muchachos. El entrenador debe convencer a los padres sobre los numerosos beneficios que el programa aportará a sus hijos, tanto dentro de la piscina como fuera de ella. Sin embargo, él o ella deben demostrar integridad personal para convencer a los padres. Si éstos pueden ver que sus hijos crecerán de manera positiva trabajando con el entrenador, darán pleno apoyo al programa del club.
Un problema común para muchos entrenadores es qué hacer con los padres súper ansiosos que aprietan a sus hijos demasiado fuerte y demasiado frecuentemente. En la mayoría de los casos, los nadadores con tales padres abandonarán el deporte a menos que el entrenador emprenda una acción rápida para corregir la situación. Cuando trate de alterar una conexión con la familia, el entrenador debe proceder con suma cautela. Una solución sencilla, y a menudo eficaz, es encontrar una ocupación para los padres súper ansiosos que beneficie al equipo, tal como editor de noticias, encargado de recaudar fondos, cronometrador, juez de salida o arbitro. Este tipo de trabajo permite que el padre contemple al equipo a largo plazo, y por consiguiente afloje la presión sobre su hijo o hija. Hace algunos años, un excelente masajista de un equipo universitario y nacional surgió de un padre súper ansioso de un equipo de club.
Otro problema que puede surgir en la relación padres-entrenador concierne a la marcha del club. Muy pocos clubes dirigidos por padres han tenido éxito alguna vez en la competición de alto nivel. Generalmente esos clubes se ven perjudicados por numerosos despidos y ceses de entrenadores. Los cambios de entrenador demasiado frecuentes son nocivos para el equipo, y hacen que muchos nadadores se pasen a otros clubes con una organización más estable.
Si el entrenador encauza hábilmente a los padres del equipo lejos del fin técnico de la natación y hacia el fin comercial del club, éste se beneficiará en gran manera. Es obligación del entrenador manejar los temas técnicos y representar al club en las reuniones de la federación. Esto no debe recaer sobre los padres del equipo, los cuales carecen del conocimiento suficiente para decidir lo que es mejor para el club y el deporte. La actitud íntegra, los conocimientos y la experiencia del entrenador deben utilizarse para el éxito del club.

La relación entrenador-árbitros
Al relacionarse con los jueces de encuentros o competiciones, el entrenador debe actuar con absoluta integridad. Recuerde que los jueces están presentes en la competición para asegurar que las pruebas se desarrollar de manera justa y equitativa para todos los competidores. Hay varias personas que observan las reacciones de un entrenador ante las decisiones favorables o desfavorables para su equipo, como por ejemplo otros entrenadores, los miembros del equipo, padres e hinchas del equipo, jueces, etc. La integridad del entrenador se exhibe públicamente en tales momentos. El entrenador debe ser consciente de ello, reaccionar prudentemente y evitar un comportamiento anti-deportivo. Si se considera que un juez ha lomado una decisión errónea debe cursarse una protesta por escrito con las mínimas alharacas posibles.
Los entrenadores deben hacer todo lo posible para que los miembros de su equipo y los hinchas traten correctamente a los jueces, instruyéndoles previamente sobre las reglas básicas de la competición, de modo que puedan comprender mejor el deporte y puedan evitar descalificaciones innecesarias. Incluso puede suceder que algunos padres y seguidores del equipo decidan llegar a ser jueces para servir mejor al club y al deporte.

La relación entrenador-entrenador
Una de las conexiones más importantes de un entrenador es la que tiene con los otros entrenadores. La integridad es absolutamente esencial cuando se trata con los colegas. Las personas que más permanecen en la natación son los entrenadores. Los nadadores y los jueces vienen y van, pero los entrenadores permanecen porque ésa es su profesión. La opinión de los colegas tendrá un impacto importante sobre la vida profesional del entrenador.
Los entrenadores deben ayudar a sus colegas siempre que sea posible. Deben colaborar en la formación y preparación de los entrenadores más jóvenes. Los programas de asesoramiento pueden y deben ser muy beneficiosos para todos los implicados.
Es vital que los entrenadores se muestren amables en las victorias, y dignos en las derrotas. Tanto si se gana como si se pierde, ha de ser discreto y compasivo. Felicite a los otros entrenadores por sus victorias y no busque excusas para sus derrotas. Tanto en la competición como fuera de ella, sea siempre cortés y amistoso con los entrenadores rivales.

Contratar con integridad
La contratación de nadadores de otros equipos es casi siempre una fuente de problemas para todos los implicados. Por supuesto, la excepción es cuando un entrenador de universidad contrata a un estudiante procedente del instituto. El procedimiento normal y aceptado para pasar al siguiente nivel en el deporte raramente es problemático. Sin embargo, las restantes situaciones rara vez son sencillas y a menudo no son correctas.
El cambio de un nadador de un instituto a otro no debería ser complicado, porque el lugar de residencia suele determinar el colegio o el instituto al que acude un estudiante. Sin embargo, si los entrenadores propician un cambio de residencia no están actuando con integridad aunque puedan estar dentro de las reglas. Si utilizan a los nadadores o a los padres del equipo para realizar este trabajo para ellos, son igualmente culpables.
Estimular un traslado de una universidad a otra por razones que no sean estrictamente académicas no es común, debido a la normativa de la NCAA al respecto, que exige que un deportista-estudiante que se haya trasladado, debe estar un año sin competir, a menos que el entrenador de la institución original firme la cesión. Esos traslados todavía reflejan poca integridad si el entrenador de la institución receptora está implicado en la decisión del deportista para trasladarse.
A nivel de club, la USA Swimming ha dictado la regla de traslado de los 120 días, que impide que un deportista participe en una competición inmediatamente después de un traslado, pero el periodo de tiempo especificado es realmente demasiado corto para servir como factor disuasorio. Sólo los entrenadores íntegros serán capaces de mantener los dedos fuera de este pastel.

El entrenador – gestor
Parte del trabajo de los mejores entrenadores actuales de natación implica actuar en la gestión de la natación. Al igual que con todos los demás aspectos del entrenamiento, esta faceta de la profesión requiere personas de máxima integridad. Significa asistir a reuniones y estar en los comités de trabajo del club o de la universidad. Ese trabajo exige una dedicación adicional al deporte, y no suele estar remunerado. Exige además conocimientos y profunda implicación por el deporte. Si la tendencia es que la natación esté cada vez mejor dirigida, entonces los entrenadores líderes deben jugar un papel clave en su administración.
Una de las principales frustraciones de los entrenadores en la administración de la natación es la falta de conocimientos técnicos y de comprensión por parte de los administradores no entrenadores. En tales casos los entrenadores deben ser pacientes y colaboradores. Esto también forma parte del entrenamiento con integridad.

RESUMEN
 El entrenamiento depende de la integridad en las relaciones entre entrenadores, atletas, padres y jueces.
 Un entrenador, o una entrenadora, proporciona liderazgo al equipo por medio de su integridad.
 La integridad personal de un entrenador se gana el respeto de los nadadores y los partidarios del equipo.
 Un entrenador debe ayudar a los nadadores a establecer prioridades en sus actividades.
 Un entrenador debe conceder el mismo status a cada miembro del equipo.
 Un entrenador, o una entrenadora, no puede ignorar el consumo de alcohol y otras drogas por parte de algún miembro de su equipo; debe establecer unas normas de obligado cumplimiento con respecto a su consumo.
 Debe haber una conexión fuerte y positiva entre un entrenador y los padres de los componentes del equipo.
 Un entrenador debe ser íntegro en el trato con otros entrenadores y en la contratación de nadadores.
 Un entrenador íntegro debe asumir un rol en la gestión de la natación.

2 Comments acerca de "Entrenar con Integridad"

  1. un saludo desde pasto, los quiero mucho al todos del “mundo acúatico”.

    exelente el articulo

  2. familia acuatica, el contenido de este articulo, reflexiona sobre lo que somos y hacemos todos los días, leerlo reafirmo mi felicidad al enseñar este estilo de vida, entrenar y nadar,

    un abrazo

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