Hace unos años estuve retirado por corto tiempo de mi trabajo como entrenador y me encontré con un buen amigo y colega, que me vaticino que nosotros los que vivíamos enamorados de la natación, “Nunca nos retirábamos” en ese momento no le creí, ahora que mi vida volvió a estar centrada en la piscina, reconozco que Fabio Toro estaba totalmente acertado.
En un torneo aquí en Bogotá vi que muchos de mis colegas se emocionaron con la presencia de un veterano personaje, los profesionales que se formaron en esta ciudad lo reconocen como su mentor y fue entonces cuando me presentaron con palabras textuales “al papa de muchos entrenadores de Bogotá” me conto que retomaba la dirección del equipo de natación de la Escuela Militar de Cadetes y en una charla amena me conto su historia que enseguida me intereso pues 57 años al borde de la piscina enseñando a enseñar y como entrenador no se conocen todos los días.
Darío Ramírez Duarte se inicio en 1951 en la natación como estudiante de Universidad Pedagógica Nacional, completo 50 años como docente en este centro universitario y ha sido entrenador desde entonces de diferentes instituciones de la capital.
Empezamos hablando de cómo el olor a cloro se mete en la sangre y no hay como sacarlo, quise saber que era lo que más le gustaba de la natación y me respondió que el ambiente de camaradería y sana competencia que se vive con sus colegas.
Le pregunte por la función social de la natación su respuesta fue que: además de los beneficios físicos de los cuales todos conocemos, este deporte aporta un ambiente perfecto en el desarrollo Sico-social del individuo pues en una piscina con los cuerpos semidesnudos hay total igualdad y la persona se desinhibe más fácilmente.
De igual forma considera que se fortalece la unión familiar, pues se evidencia el rol de los padres en función de sus hijos desde que empiezan el proceso de aprendizaje.
Por último quise saber que sugerencia nos puede hacer una persona que ha visto la evolución de la natación en esta región, Él piensa que en la construcción de las piscinas, les falta dejar un espacio cómodo y adecuado para el descanso de los protagonistas de este deporte, los nadadores.
Profesor Darío, fue un placer conocerlo
Saludo,
Soy Diana Sofía Ramírez, hija del Profesor Darío Ramírez, me gustaría contactarme con la persona que escribió el artículo acerca de mi padre. Mi correo es dianas.ramirezm@gmail.com, agradecería infinitamente su respuesta.